VIOLENTAS MARGARITAS
Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán
Hay un silencio noche
donde la hierba crece
Dolores Castro
Uno recorre los pasillos del cuerpo aferrado a un recuerdo
y sangra gota a gota los golpes ásperos de los atajos
Uno ama sin remedio, oscurece la voz templada de la verdad
extiende sus desgarradas alas buscando néctar
la tierra yerta se conduele y vela en silencio su suerte
Uno se cansa a veces de recorrer la rueda paso sobre paso
de mirar la bóveda con sus mismas estrellas colgando
y sentir un frío de soledad entre calles mareadas y repletas
uno escucha de hambres y brazos desmembrados en la madrugada
de violentas margaritas inscritas en cualquier barda.
Y al fin
uno se cansa.
Junio de 2009.
Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán
Hay un silencio noche
donde la hierba crece
Dolores Castro
Uno recorre los pasillos del cuerpo aferrado a un recuerdo
y sangra gota a gota los golpes ásperos de los atajos
Uno ama sin remedio, oscurece la voz templada de la verdad
extiende sus desgarradas alas buscando néctar
la tierra yerta se conduele y vela en silencio su suerte
Uno se cansa a veces de recorrer la rueda paso sobre paso
de mirar la bóveda con sus mismas estrellas colgando
y sentir un frío de soledad entre calles mareadas y repletas
uno escucha de hambres y brazos desmembrados en la madrugada
de violentas margaritas inscritas en cualquier barda.
Y al fin
uno se cansa.
Junio de 2009.
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